Las “misiones” para salvar el capitalismo, ambiente y extractivismos
El programa de “misiones” de M. Mazzucato se volvió muy popular en América Latina. Sin embargo no aborda adecuadamente las urgencias ambientales, defiende el crecimiento y los extractivismos.
Cartas en Ecología Política No 6; 26 junio 2023 - ISSN 2982 415X- DOI 10.5281/zenodo.8082791
Un hecho muy repetido en América Latina es tomar a personas del norte que son usadas como inspiración o legitimación de sus estrategias de desarrollo. Independiente de las actitudes, esos modos terminan subordinando y marginando los ensayos, prácticas y reflexiones latinoamericanas. Esa problemática se repite en muchos asuntos enfocados sobre ambiente y desarrollo, donde es muy común que se trasplanten teorías y planes elaborados en el norte a los contextos latinoamericanos. Ello es especialmente evidente en la acumulación de propuestas para lidiar con el cambio climático, la reconversión energética, y desde allí, con el tratamiento de los extractivismos.
Una manifestación de esta problemática se observa con las ideas de la economista Mariana Mazzucato. Su programa de “misiones” es presentado como una referencia teórica y práctica desde los gobiernos de Argentina, Colombia y Chile. A pesar de sus indicaciones sobre cambio climático o sustentabilidad, esas “misiones” descansan en el crecimiento económico y en sus ejemplos para América Latina son funcionales a los extractivismos.
En el presente número de Cartas en Ecología Política se comparten algunos resultados de una revisión del programa de “misiones” de Mazzucato que abordan las relaciones entre ambiente y desarrollo, y en particular sobre los extractivismos, observadas desde América Latina. Una revisión más amplia se presenta en un documento más extenso, “La tarea de salvar el desarrollo capitalista: una primera revisión del programa de “misiones” desde América Latina”, que se acaba de publicar en el Observatorio del Desarrollo, y se puede descargar aquí… En la presente Carta se reproducen varias secciones de ese documento.
La economista y su influencia
Mariana Mazzucato es una economista con triple nacionalidad (italiana, estadounidense y británica), que estudió en Estados Unidos, y actualmente es profesora en la University College de Londres, donde fundó y dirige un instituto sobre innovación y políticas públicas (Institute for Innovation & Public Purpose - IIPP). Es una figura popular en muchos medios de prensa y actúa en diversas comisiones internacionales, como las del agua y la enfocada en economía de la salud.
Sus ideas se han diseminado en varios países, ha visitado América Latina, y en particular es presentada como una imagen de referencia por los presidentes y otros altos funcionarios en los nuevos progresismos de Gustavo Petro en Colombia, Alberto Fernández en Argentina y Gabriel Boric en Chile.
En Argentina, el presidente Fernández la presentó como una de las integrantes internacionales del Consejo Económico y Social, junto al premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz; es citada por la vicepresidente, Cristina Fernández de Kirchner; se sostiene que sus ideas pueden actualizar el peronismo y se dice que el plan de reactivación económica y laboral gubernamental está inspirado en sus ideas.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro en un mensaje en twitter sotuvo que Mazzucato es la “principal economista hoy en el mundo” (1), visitó Bogotá en octubre de 2022, y el gobierno utilizó su imagen para publicitar el apoyo a esas iniciativas (2). A su vez, Mazzucato declaró que Petro es “uno de los pocos líderes progresistas del mundo”, y explicó que su papel es “ayudar” al presidente a reforzar las herramientas y capacidad económica para el “crecimiento sostenible” (3).
En Chile, los vínculos con diferentes actores políticos y académicos tienen más tiempo y son más intensos. Incluyen a Giorgio Jackson, del partido de la Revolución Democrática, quien fue Secretario General de la Presidencia y ahora es ministro de desarrollo social, así como de otras altas autoridades (Javiera Petersen, subsecretaria de economía, Carlos Montes, ministro de vivienda, Claudia Sanhueza, subsecretaria antes en Hacienda y ahora en Relaciones Económicas Internacionales, y J.M. Benavante, vicepresidente de Corfo). La economista visitó el país en 2022, se reunió con el presidente y ofreció conferencias.
Una misión de salvataje
A Mazzucato le place ser descrita como una economista que tiene la “misión” de “salvar al capitalismo de sí mismo” (4). Presenta sus estrategias apelando a la imagen de una “misión” hacia la Luna, invocando el papel desempeñado por la agencia espacial de Estados Unidos, la conocida NASA, en organizar recursos humanos y financieros, a la par con innovaciones científico tecnológicas, para llegar a nuestro satélite. Ese imagen es el título de uno de sus más recientes libros: “Misión economía. Una guía para cambiar el capitalismo” (5).
En ese libro afirma que se “necesita con urgencia un enfoque ‘orientado por misiones’: asociaciones entre los sectores público y privado cuyo objetivo sea resolver los principales problemas de la sociedad”, liderado por los “gobiernos” y llevado a cabo por “mucho actores”. Su metáfora de las “misiones a la Luna” (moonshots) consiste en “establecer objetivos que sean ambiciosos además de inspiradores, capaces de catalizar la innovación entre múltiples actores y sectores de la economía”. Agrega: “Se trata de imaginar un futuro mejor y de organizar las inversiones públicas y privadas para lograrlo. Esto es, al final, lo que llevó a un hombre a la Luna y lo trajo de vuelta.”
El destino de esas misiones es “ayudarnos a reestructurar el capitalismo contemporáneo” o a “cambiarlo”, para lo que se necesitaría un “nuevo relato y un nuevo vocabulario para nuestra economía política, que utilice la idea de propósito público para guiar las políticas y la actividad empresarial” (6). Eso implica repensar los gobiernos, y reclama una gobernanza corporativa que pase “del capitalismo de accionistas al capitalismo de las partes interesadas”. Defiende el papel de Estados “emprendedores”, lo que en realidad es mejor descrito como gobiernos “socios” o “promotores” de empresas. Defiende conceptos como “inteligencia colectiva” y “creación colectiva del valor”, y entiende que los mercados son “conformados” por múltiples actores y procesos (aludiendo al sentido en que son co-generados).
Los pilares del crecimiento
Todas las reformas que propone Mazzucato buscan asegurar o recuperar el crecimiento económico. Se lo describe basado en tres pilares: crecimiento inteligente (asociado a la innovación), crecimiento sostenible (más verde) y crecimiento inclusivo (con menos desigualdad) (7). Queda en claro que es una defensora del crecimiento, el mito fundamental del desarrollo contemporáneo. Al mismo tiempo, equipara el crecimiento con el progreso. Por lo tanto, todas sus ideas están enmarcadas en las posturas del desarrollo occidental; el programa de las “misiones” no ofrece alternativas al desarrollo.
A su juicio, el capitalismo contemporáneo tiene un desempeño débil o produce descontento por tres razones principales: un crecimiento económico débil e inestable, estándares de vida estancados y aumento de la desigualdad, y el cambio climático y los riesgos ambientales (8).
Como puede verse, se incluye la problemática ambiental, y en particular el cambio climático. Pero como defiende el crecimiento, inmediatamente aparecen contradicciones en sus posturas. Por ejemplo, propone reducir y eventualmente eliminar las emisiones de gases invernadero apelando a una “dirección” que describe como “verde” para asegurar el crecimiento. Al invocar otra vez el crecimiento, no asume las oposiciones entre crecimiento económico y límites ecológicos, e incluso no incorpora elementos de la discusión europea sobre el decrecimiento. Es más, Mazzucato ha sostenido que la agenda del “cero-crecimiento” es propia de los tontos, de una burguesía bohemia, similar a los socialistas del champagne (que traducido a nuestra región sería el equivalente de la “izquierda caviar”), y que en los hechos no quieren cambios (9).
Esas contradicciones son evidentes desde América Latina. Un caso notorio es que las reformas energéticas en los países industrializados dependen del aporte de litio, las que requieren el aumento de ese extractivismo en nuestro continente. Esa minería tiene impactos ambientales y sociales inevitables, que en algunos casos podrían aminorarse por medios tecnológicos pero están lejos de ser anulados. Del mismo modo, tiene consecuencias económicas y sociales, que algunos insisten en que pueden ser compensadas o indemnizadas, pero tampoco desaparecen. Sea en una dimensión o en otra, es una opción insostenible, y el sumar etapas de industrialización como propone Mazzucato, no resuelve los impactos y riesgos de los extractivismos.
La vía de escape a la imposibilidad del crecimiento económico perpetuo que se propone se basa en concebir al crecimiento como un incremento del valor económico generado por unidad de producción (entendida como throughput en inglés) por medios que supuestamente no requerirían aumentar la apropiación de recursos naturales ni la emisión de contaminantes. Pero esa alternativa no está elaborada en detalle, y termina asemejándose a los que cuestionan cierto tipo de crecimiento pero aceptan otras formas, a veces calificadas como “crecimiento verde” o como necesidad inescapable en el sur.
Debido a esas posturas, las “misiones” de Mazzucato están alienadas con las diferentes expresiones de “pactos” verdes, como las de un Nuevo Pacto Verde (Green New Deal), y de hecho le dedica una sección en su libro de 2021. Ante el cambio climático cita como ejemplos de “inspiración” y “audacia” las propuestas de pactos verdes de congresistas demócratas en Estados Unidos y las de la Unión Europea, y las discute en su libro sobre las “misiones” considerando, pongamos por caso, el papel de los gobiernos. Están ausentes las consideraciones ecológicas, las repercusiones económicas y ambientales de esos pactos en el norte y en especial en el sur, ya que allí están muchos de los proveedores de los insumos que requieren esas transiciones energéticas en las naciones industrializadas. En ese terreno también hay límites sociales y ecológicos a una reconversión convencional que no son abordados (10).
Al mismo tiempo, es inevitable pensar que los llamados a la innovación en el programa de “misiones”, resultan de creer que la problemática ambiental podrá resolverse en buena medida por mejoras tecnológicas (por ejemplo, optimizando el tratamiento de efluentes, reduciendo las emisiones de gases invernadero, etc.).
Crecimiento y extractivismos en América Latina
Las diferentes limitaciones se hacen más evidentes cuando se examinan las “misiones” propuestas para América Latina. Se las pueden evaluar a partir de las presentaciones y declaraciones de Mazzucato en sus visitas a Colombia, Argentina y Chile, así como las que brinda en dos manuales enfocados en la región. El primero, “La era de las misiones”, preparado para el BID, y el segundo, elaborado para la CEPAL, bajo el ambicioso título de “cambio transformacional” (11).
En ellos también insiste en asegurar el crecimiento; afirma que América Latina debe “encontrar nuevos motores de crecimiento” que le permitan “alcanzar y sostener altos niveles de desarrollo económico y social a largo plazo”. Admite que el objetivo “no es crecer por crecer” sino un “crecimiento que vaya en una determinada dirección”, que en más de una ocasión refiere a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. De todos modos, se defienden modelos de crecimiento encadenados: el crecimiento supuestamente generaría beneficios, los que en un paso siguiente, sea por medio de gobiernos o empresas, se deberían redistribuir o invertir en emprendimientos que sirvan, por ejemplo, a esas metas de desarrollo sostenible.
En sus presentaciones en Chile y en Argentina, sostuvo que la alternativa en la minería de litio radicaba en agregarle valor. Para lograrlo se necesitaría el apoyo de un Estado-emprendedor. El esquema que resulta es continuar con la minería de litio pero agregándole fases, por ejemplo de industrialización de baterías, y sumarle además, usos en economía digital. Pero seguiría habiendo minería de litio (12).
A tono con esa postura, tanto en el reporte para el BID como en el de CEPAL, destaca como “misión” un programa en Chile a cargo de Corfo (Corporación de Fomento de la Producción). Es una iniciativa en minería que supuestamente debía para promover la “innovación”, el valor agregado y las tecnologías “verdes”. Su objetivo era aumentar la extracción minera a 8.5 millones de toneladas al 2035, mejorar la productividad, sumar más proveedores chilenos, y aumentar las exportaciones. Aunque se reconoce las fallas en su implementación, es muy claro que se busca multiplicar la minería y las exportaciones. Dicho de otro modo, la alternativa de Mazzucato a los extractivismos son más extractivismos con toques de investigación y Estado.
De esto resulta que las “misiones” son funcionales a los extractivismos. La economista no defiende aquellos de estilo conservador que descansan casi exclusivamente en empresas privadas. En cambio promueve unos extractivismos con coparticipación estatal, y que además no queden confinados a la mera exportación de materias primas. Debe hacerlo porque los necesita para alimentar el crecimiento.
Cuando se examina la reciente Estrategia Nacional del Litio anunciada por el gobierno Boric se encontrarán muchas semejanzas con la perspectiva de las “misiones”. El plan plantea una minería con las estatales (Codelco y Enami en la actualidad, y luego con una futura empresa para el litio). Pero su implementación depende de iniciativas público-privadas, por las cuales las corporaciones regresan a escena. La justificación de toda la iniciativa gubernamental se basa en alusiones a combatir la pobreza y en agregar etapas de procesamiento del litio (13).
En el contexto chileno, ese plan sobre el litio tiene diferencias con las intenciones de las administraciones Piñera y otros gobiernos anteriores, pero no se acompaña de cambios más profundos en el sector minero. Pero no se consideran tensiones y contradicciones bien conocidas en América Latina, donde la coparticipación estatal en algunos extractivismos no es una novedad (como en hidrocarburos), y sus resultados no han sido buenos en las dimensiones sociales y ambientales, y son discutibles en la económica. Tampoco queda en claro cómo lograr una industrialización local en tanto el gobierno está condicionado por los acuerdos en comercio exterior que lo atan a seguir siendo un proveedor de materias primas (especialmente duros en el caso de Chile tras la firma de un nuevo acuerdo marco con la Unión Europea).
Otro caso por el cual desde un gobierno se invocan las ideas de Mazzucato se encuentra en Argentina. Ese gobierno sostiene que la explotación de hidrocarburos en la región de Vaca Muerta sería una “política de Estado” propia de una “misión” que cumpliría objetivos sociales, ambientales y tecno-productivos (14). Pero es extractivismo es posible por la flexibilización de exigencias ambientales, por transferir impactos sociales y económicos a la ciudadanía, y por los enormes subsidios que otorga el Estado (15). Al fin de cuentas, es un extractivismo convencional con todas sus consecuencias negativas.
Narrativas como esas son análogas a las que recientemente invierten las advertencias sobre los impactos de minería como el litio, para pasar a sostener que es necesaria para alcanzar metas ambientales. Esos discursos se están repitiendo en Argentina, Bolivia y Chile donde se defienden una minería ambientalmente responsable y además indispensable para enfrentar el cambio climático (16).
Considerando estos aspectos, no parece posible un postextractivismo bajo los planes de Mazzucato. Justamente esa cuestión se abordó en Colombia, ya que el gobierno Petro lanzó algunas señales de intentar abandonar algunos extractivismos. Mazzucato, en Bogotá, reconoció que “el petróleo no va a estar por siempre”, pero inmediatamente agregó que una “transición para hacer una economía renovable, sostenible, necesita un plan concreto” que sea “fruto de un nuevo tipo de contrato social” (17). En esto no hay novedades, ya que ese reclamo ha sido abordado desde la sociedad civil y algunos académicos desde hace casi veinte años, con mucho más detalle, y con una dirección opuesta, ya que realmente buscan dejar atrás los extractivismos.
Pero Mazzucato también condicionó las transiciones posibles declarando que si “Colombia resolviera parar esa industria de un día para el otro, no tendría ni siquiera los fondos para desarrollar la infraestructura de las nuevas energías”. Esos dichos repiten conocidas críticas desde los sectores empresariales y la academia convencional. Son afirmaciones que además ignoran las evidencias tanto sobre los magros aportes de esos extractivismos a las economías nacionales como sobre los subsidios que reciben.
La economista desemboca en un modelo por el cual se mantendrían los extractivismos actuales, sus ganancias deberían ser invertidas en una “próxima generación de tecnologías energéticas” y en hacer “verdes” a las industrias y la construcción de ciudades, sumándole subsidios gubernamentales para que esos cambios fueran todavía “mas verdes”.
Una crítica heterodoxa pero insuficiente
Las ideas y propuestas de Mazzucato no son conservadoras, y además expresan duras críticas contra posturas reduccionistas, de estilo neoliberal. Cuestiona al capitalismo ensimismado con la especulación o las enormes ganancias de los billonarios. Su defensa de los gobiernos y la innovación es compartible.
Pero sentirse satisfecho con esa crítica al reduccionismo de mercado también genera el riesgo de caer en el simplismo de aceptar que su modelo sea la mejor alternativa posible para los problemas que se enfrentan en América Latina. Es indispensable dar un paso más, evaluando su marco conceptual y la estrategia de las “misiones” en el contexto específico de nuestro continente.
Su propósito de reformar el capitalismo la ubica en ese diverso conjunto reformista; entre ellos, seguramente los más conocidos en América Latina son Joseph Stiglitz o el programa del “gran reseteo” promovido desde el Foro Económico de Davos. Ellos se apartan del dogmatismo del libre mercado, lo que las hace post-neoliberales. Pero no cuestionan fundamentos económicos como el crecimiento perpetuo, la propiedad, o el mercado, y por eso todos terminan siendo capitalistas. Coinciden en que es posible reformarlo y las diferencias entre ellos se deben a que los ajustes propuestos son distintos. Varios reconocen las problemáticas sociales y ambientales, pero necesitan que las economías sigan creciendo, y por esa razón aceptan, por ejemplo, los extractivismos, y persisten todos sus impactos sociales y ambientales, y las asimetrías comerciales y económicas del intercambio desigual.
Esto hace que las propuestas de Mazzucato no brindan certezas en poder solucionar problemas básicos de ese tipo de desarrollo, como la desigualdad o sus impactos ambientales, sino que incluso parece que no se entienden adecuadamente las circunstancias latinoamericanas. Esto no significa rechazar todas sus ideas, sino que se defiende analizarlas para rescatar las que sean apropiadas o reformularlas donde sea necesario, ajustándolas a las necesidades latinoamericanas.
Los olvidos latinoamericanos
Pero es preocupante que, una vez más, los líderes políticos latinoamericanos, en especial los que dicen que realizarán cambios sustanciales, tomen un ejemplo del norte para abordar los problemas propios. En efecto, es llamativo es que políticos, como Boric, Petro o el kirchnerismo, recurran a una economista basada en Europa para diseñar guías de reformas en América Latina. Es todavía más impactante que la CEPAL le encargue esa tarea, cuando ya existen aportes conceptuales mucho más completos y ajustados a nuestras circunstancias, y que incluso han sido ensayados en varios países. Son además estudios y propuestas elaboradas por los propios latinoamericanos, sin necesidad de caer otra vez en copiar recetas del norte.
Por momentos parecería que todas las experiencias del pasado reciente, como las llevadas adelante por los progresismos, hubiesen desaparecido. Esos ensayos tuvieron sus éxitos y sus fracasos, y desde ellos hay enseñanzas que necesariamente se deben tomar en cuenta, y buena parte de ellas tienen que ver con los extractivismos. No sólo eso, sino que múltiples cuestiones que se enfrentan en la actualidad ya tuvieron lugar en América Latina en distintos momentos en el siglo XX (como los conocidos aportes de estructuralistas, dependentistas y sus opositores). En cambio, las “misiones” Mazzucato, y los políticos, académicos y periodistas que la cita, parecería que ignoran nuestra propia historia como si se desplegara en un vacío histórico.
Una crítica tolerable, una colonialidad repetida
Este recorrido permite desembocar en otras consideraciones. La popularidad de la idea de las “misiones” o del papel del gobierno al estilo Mazzucato se debe en buena medida por ser un cuestionamiento tolerable dentro del marco dominante sobre el desarrollo. En tanto no cuestiona aspectos como el crecimiento económico o la propiedad, no ataca los fundamentos del desarrollo, y como al mismo tiempo su propósito es solamente reformar el capitalismo, no constituye un peligro ni una amenaza para ese orden. No se resuelven las contradicciones con las urgencias ecológicas.
Todo esto hace que los usos de Mazzucato encierran expresiones tanto de un colonialismo como una colonialidad de saberes. El primero queda en evidencia porque gobiernos, agencias (como CEPAL) y hasta la institucionalidad financiera (BID), contratan a un intelectual del norte para que explique a los latinoamericanos lo que deberían hacer. Lo segunda se manifiesta en que el contenido de esas ideas no solo es parte de la tradición occidental, sino que es hasta eurocéntrico.
Ante esto, una vez más es apropiado recordar a Raúl Prebisch, cuando en 1970, sostenía que era necesario “buscar un camino propio” que supere “ciertas manifestaciones de dependencia intelectual”. No debería prescindirse de la experiencia ajena, decía Prebisch, pero se debía “examinar lo que se piensa afuera con un gran sentido crítico y con un espíritu selectivo que –escapando al remedio artificioso– permita extraer de la experiencia universal lo que tuviere de positivo y aprovechable” (Prebisch, 1970: 243).
Reforma o alternativa
Considerando la situación actual en la región, y teniendo presente las diversas variedades de desarrollo que se han implementado, está claro que las soluciones de fondo no descansan en continuar, por ejemplo, como proveedores de recursos naturales para los mercados globales, o en asumir que todo depende del crecimiento económico. Cada país, todo el continente, e incluso el planeta, ya no resisten ese tipo de desarrollo.
Las circunstancias actuales requieren otro tipo de respuestas, y las urgencias imponen que no puede perderse más tiempo repitiendo intentos similares de ajustes o rediseños, o aspirar que se logren versiones más benévolas. El reformismo es insuficiente, y ello es particularmente evidente para los latinoamericanos. Las opciones de cambio no están en cambiar entre una variedad de desarrollo por otra, ya que esto implicaría, por ejemplo, reemplazar un extractivismo corporativo por uno estatal, pasar de un auto a combustión a otro eléctrico, y así sucesivamente. Las transformaciones necesarias y urgentes están más allá del desarrollo.
otas
1. Mensaje en twitter 13 octubre 2021, ttps://twitter.com/petrogustavo/status/1448243303074369538
2. En conversatorio con la economista Mariana Mazzucato y empresarios, el Presidente Gustavo Petro invita a la banca privada a financiar la política de producción agraria de su gobierno, Prensa, Presidencia, Bogotá, 20 octubre 2022, https://petro.presidencia.gov.co/prensa/Paginas/En-conversatorio-con-la-economista-Mariana-Mazzucato-y-empresarios-el-Pres-221020.aspx
3. Los consejos de Mariana Mazzucato al presidente Gustavo Petro, M.I. Rueda, El Tiempo, Bogotá, 31 octubre 2022.
4. One of the world’s most influential economists is on a mission to save capitalism from itself, E. Nelson, Quartz, 22 julio 2019.
5. Misión economía. Una guía para cambiar el capitalismo. M. Mazzucato. Taurus, Madrid, 2021.
6. Todas las citas son de Mazucato, 2021, nota 5.
7. Conferencia R. Prebisch en la CEPAL brindada por M. Mazzucato, Santiago de Chile, 2016
8. Rethinking capitalism: an introduction, M. Jacobs y M. Mazzucato, en: Rethinking capitalism. Economics and policy for sustainable and inclusive growth. Wiley-Blackwell, Chichester, 2016.
9. Green Growth and the Right Kind of Innovation, entrevista por R. Bodegraven, Green European Journal, 26 mayo 2020, https://www.greeneuropeanjournal.eu/green-growth-and-the-right-kind-of-innovation/
10. Los diferentes "pactos" son analizados en: Tan cerca y tan lejos de las alternativas al desarrollo. Planes, programas y pactos en tiempos de pandemia. E. Gudynas, RedGE y Cooperacción, Lima, 2020.
11. La era de las misiones. ¿Cómo abordar los desafíos sociales mediante políticas de innovación orientadas por misiones en América Latina y el Caribe? M. Mazzucato y C.C.R, Pennam BID, Washington, 2020; Transformational change in Latin America and the Caribbean. A mission-oriented approach, M. Mazzucato. CEPAL, Santiago de Chile, 2020.
12. Mariana Mazzucato, economista: De la ‘minería sexy’ del litio al ‘bla bla bla’ del Estado, A. Rebossio, El Diario.Ar, 24 octubre 2022.
13. Estrategia de desarrollo sostenible de la industria del Litio, Ministerio de Minería, Santiago; véase además: Estrategia Nacional del Litio en www.gob.cl/litioporchile/
14. Argentina Productiva 2030: Políticas de Estado en tiempos turbulentos, M. Alfie y S. González de Cap, Misión Productiva, Buenos Aires, 31 marzo 2022.
15. Por ejemplo Vaca Muerta y el desarrollo argentino. Balance y perspectivas del fracking. G. García Zanoti. Ejes (Enlace por la Justicia Energética y Socioambiental), Rosario. Efectos, impactos y riesgos socioambientales del megaproyecto Vaca Muerta. E. Sosa. FARN, Buenos Aires.
16. Greening extractivism: Environmental discourses and resource governance in the ‘Lithium Triangle’. D.M. Voskoboynik. y D. Andreucci. 2021Environment and Planning E: Nature and Space 5: 787-809, 2021.
17. De esto hablaron el presidente Petro y la reconocida economista Mariana Mazzucato, El Espectador, Bogotá, 21 octubre 2022.
18. Transformación y desarrollo. La gran tarea de América Latina. R. Prebisch. Fondo Cultura Económica, México, 1970.
Distintas ideas se adelantaron en artículos enfocados en Colombia en el periódico Desde Abajo (Bogotá), Argentina en la agencia Tierra Viva, y en Chile en el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), y los portales Resumen.cl y de la Radio Universidad de Chile. Se agradecen las lecturas de Gonzalo Gutiérrez y Lucio Cuenca.
Eduardo Gudynas es analista en el Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES). En redes sociales: @EGudynas. Se permite la reproducción siempre que se cite la fuente.
CITA: Las “misiones” para salver el capitalismo, ambiente y extractivismos, E. Gudynas, Cartas en Ecología Política No 6, 26 junio 2023 - https://ecologiapolitica.substack.com/p/carta06misiones
ISSN 2982 415X - DOI 10.5281/zenodo.8082791
Caro Gudynas,
Excelente análise e crítica das "missiones" de Mariana Mazzucato. Leio com atenção seus artigos de Ecologia Política e concordo inteiramente. Espero nos vermos em 2 de agosto na Reunião de Angtropologia do Mercosul, na UFF/Niterói, Brasil. Cândido Grzybowski